de maig 12, 2010

Vicisitudes de un latino hispanoparlante en un país ajeno

Segundo día en este lugar. La gente re buena onda, el horario bueno para comenzar a adaptarme a levantarme temprano. La carga de trabajo es moderada, asi que hay momentos en los que puedo adelantar bastante trabajo de mi emprendimiento. Todo bien. Sólo hay una cosa que me incomoda a veces y es que a veces no le entiendo ni en inglés ni en español nada a los interlocutores. No, no es que estoy sorda, es que balbucean en ambos lados de la línea.

La vaina está enredada cuando las empresas contratan servicios de interpretación asi normal, como si fuera algo más común y corriente. Intención de ayudar y comunicarse tienen, y es que es una torre de babel. Es un país con tanta inmigración que nadie habla el mismo idioma. Se solucionan las brechas de comunicación con la interpretación. Pero esta gente llega a un país extraño buscando mejorar su calidad de vida, y se trae consigo problemas culturales que quizá no ayuden a mejorar esa calidad. Según lo que oigo, hay muchos problemas de violencia intrafamiliar, esposos presos porque le pegan a la mujer como si fuera cualquier cosa, niños abandonados a la buena porque los papas se separaron y uno de los padres quiere vivir la vida loca ahora que está del otro lado del río... Y algo que noto muy común, es que las mujeres todas hablan igual, tienen el mismo tono de voz, y suenan a la mujer sumisa porque el hombre manda en la familia. Machista. Como en este lado del río.

Quizá del lado de allá tendrán mas beneficios, más cuidados que provee el estado, porque de ese lado el estado les ayuda en la medida de lo posible. Sin embargo, la vida no es color de rosa, y barreras culturales hay, traídas del lugar de origen y las enfrentadas al llegar. Porque no todos los yankees les ponen las cosas sencillas a los latinos. Y hasta eso lo noto en el tono de voz de algunos de los interlocutores. No la pasan fácil, eh, viajan horas por trabajar y poder llevarle sustento a su familia, educarlos y sacarlos adelante, evitando a toda costa que el novio loco viole la orden de restricción que le pusieron para que no joda más a la hija... para que la niña pueda seguir yendo a la escuela, entre otras historias.

Nunca pensé ver esta cara de la moneda fuera de un documental en la tele, o lo que cuenta la gente que escucha por ahi. Pero la realidad está a una llamada de distancia.